Herbert Phillipson: 1911-1992
Herbert Phillipson, creador del Test de Relaciones Objetales, nació en
Inglaterra el 16 de marzo de 1911 y fue educado a nivel escolar en
Scunthorpe Grammar School y a nivel universitario en Hull University
College, donde estudió principalmente inglés e historia. Durante la
Segunda Guerra Mundial, formó parte de la unidad de Defensa Costera de
la Artillería Real, posteriormente con el rango de Comandante en la
Junta de Selección de la Oficina de Guerra para oficiales. Este grupo,
que incluía a Henry Murray, creador del Test de Apercepción Temática
(Thematic Apperception Test, T.A.T.) y a quien Philipson posteriormente
dedicaría su Manual del T.R.O. de 1955, fue revolucionario en la
introducción de la evaluación psicológica de profundidad en el campo de
la selección de personal.
Después de la Guerra, Herbert Phillipson se sumó a la Clínica Tavistock,
donde trabajó hasta su jubilación en 1974 como Jefe de Psicología.
Estuvo muy involucrado en el establecimiento del Instituto Tavistock de
Relaciones Humanas. Un obituario escrito por Harold Bridger en un
periódico inglés lo describió como una “figura clave en la creciente
reputación internacional de Tavistock,” una persona “particularmente
recordada por haber desarrollado cuadros sucesivos de talentosos jóvenes
profesionales.”
Al igual que Hermann Rorschach antes que él, cuyo test de las manchas de
tinta tuvo su semilla germinal en cierto sueño “extraño,” el
concepto
del T.R.O. mismo de Herbert Phillipson surgió de una experiencia muy
particular de las dinámicas de la imaginación humana. Esto ocurrió en
1948 mientras estaba trabajando con grupos en Tavistock, según lo
narrado por él en su
texto original de T.R.O.:
En una sesión de grupo sucedió que en un pequeño pizarrón del salón
había tres garabatos de varios grados de ambigüedad. El primero parecía
estar claramente compuesto por cinco líneas con una nota musical sobre
ellas, el segundo por dos líneas paralelas horizontales con otras dos
yendo hacia un ángulo por debajo; el tercero por algunas líneas curvas y
otras angulares las cuales pudieran tomarse como una representación de
partes de figuras humanas. Después de aproximadamente veinte minutos,
durante los cuales había sido difícil encontrar un tema común, y de
muchos silencios, un miembro del grupo desvió la atención hacia los
dibujos del pizarrón, y dijo que se preguntaba qué significado tendrían.
Tres o cuatro miembros se le unieron de inmediato, uno dijo que quizás
el salón era usado para algún tipo de actividad musical, otro dijo que
quizás era usado para enseñar y que estos eran bosquejos explicativos
para el alumno, y el tercero dijo que le parecía que las líneas de abajo
representaban figuras sin cabeza, como si alguien hubiese sido
ejecutado.
...Cada miembro individual del grupo pudo por lo tanto usar el
estímulo... para representar una fantasía que resolvería el tipo de
tensión particular que él o ella estaba experimentando (págs. 10-12).
A partir de esto, el joven psicólogo inglés a la larga derivaría la
visión para su ingeniosa serie de Láminas del T.R.O., las “formas
aceptables” de sus figuras humanas medio mostradas (en comparación con
las “formas casuales” de Rorschach) para la expresión de relaciones
objetales internas:
Una clara expresión de estas relaciones objetales dependerá de las
posibilidades inherentes en la situación total de darle forma y
significado al conciliar la estructura subyacente de la personalidad con
formas aceptables de manera consciente (pág. 22).
Herbert Phillipson murió el 30 de agosto de 1992 en Inglaterra; le
sobreviven su esposa Mildred y dos hijos adultos.
Con la publicación del T.R.O. por Tavistock Press en 1955, Herbert
Phillipson entregó a la psicología un magnífico instrumento para la
investigación clínica y científica de la personalidad humana, cuyo
estudio y uso a lo largo de los años pareciera seguir iluminando el gran
poder de su concepción original. La edición actual del T.R.O. de la
presente editorial, la cual es la primera edición nueva y completa desde
la original, está dedicada a la memoria de este verdadero pionero de la
psicología, quien no recibió el reconocimiento que se merecía.
Con gracias especiales a Prof. David Phillipson.
La fotografía es cortesía de, y copyright © The Estate of Herbert
Phillipson. |